28 de septiembre de 2006

Voy a asomarme al mundo....un poco...


Mi dulce luna,....anoche te vi...brotando en el cielo...majestuosa y altanera, pero al mismo tiempo...próxima, íntima...cercana...como tú eres. Estoy alegre de que estés, de nuevo, conmigo.
Hoy, mi dulce luna...empiezo a escribir sin una idea de lo que quiero transmitir o compartir. ....Bueno, mira...voy a a empezar y ya irán saliendo las cosas. A lo mejor, queda un texto absolutamente indescifrable e inconexo, pero...es lo que tiene...pertenecer a la raza humana...somos imprevisibles, inesperados, espontáneos, sorprendentes;...lo cual, es genial....,por otra parte...¿no te parece?


Cuando me dejas estar contigo, mi dulce luna... miro el mundo. Y el mundo me mira a mi. Y reflexiono. Y me río. Y sueño. Y descubro. Y me descubren. Y me ven.


Asomarse al mundo supone exponerse a que te vean. Que te vean mirando y que te miren a ti. Aunque a veces estaría bien mirar sin ser vista, quizás lo que da sentido a mirar es... ese encuentro con otros ojos que, a su vez, también nos miran con interés.

Aunque mis amigos y familia dicen que soy extrovertida y dicharachera, ellos no saben que soy así sólo en su compañía. En el fondo, soy tímida...lo que ocurre que, por circunstacias de la vida, me toca jugar otro papel....muchas veces me harto....pero sigo...y...,también...muchas veces, me encuentro que ha merecido la pena el esfuerzo realizado, pues he llegado a un espacio abierto, luminoso y alegre.

En el espacio que me encuentro en este momento no es muy jubiloso, ni divertido..pero estoy serena...espero seguir así...
No quisiera despedirme de ti, sin contarte un cuento hinhú..¡eh!...pero no es el de "María Sarmiento"...un guiño de humor...ya sabes cómo soy algunas veces....
Este cuento, mi dulce luna, me ha dado mucha compañía en ciertos momentos de mi vida, espero que también te acompañe a ti, cuando tú lo necesites y quieras.
Sueño


Una vez en el lugar más hermoso del universo vivía un niño llamado Sueño, el cual anhelaba crecer y conocer otros mundos. Sueño se la pasaba por allá en lo alto, por las nubes jugando y jugando todo el día. Una vez, Sueño se dio cuenta que él no crecía como crecían sus amigos, además empezó a sentirse muy débil y poco a poco perdió sus ganas de jugar. Un gran día, Dios desde el cielo, al ver a su amado hijo Sueño tan débil, envió un mensajero celestial a su ayuda, el mensajero llevaba consigo un maletín muy especial que contenía alimentos Divinos para así fortalecer y hacer crecer a Sueño. Desde el mismo instante en que aquel mensajero llegó, Sueño empezó a sentirse mejor y mejor, ya que cada día aquel mensajero lo alimentaba con aquellos celestiales manjares. Muchos caldos de constancia con fuerza, platos muy nutritivos de voluntad y trabajo, postres hechos a base de paciencia, fantásticos jugos hechos con decisión .... Sueño creció y creció, y llegó a dejar de ser Sueño para convertirse en META y, claro que siguió jugando pero ya no por las nubes, sino aquí en la tierra, cada vez más conoció otros mundos, mundos como la felicidad y la satisfacción, y un día no muy lejano, Meta dejó de ser Meta y se transformo en REALIDAD.

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