20 de septiembre de 2006

Aún así....sigo sin verte

Mi dulce luna, ¿no estás notando mi tristeza?. Hoy he pedido a las nubes que vayan a adornar con su belleza y alegría otro cielo de septiembre....tenía la esperanza de, por lo menos, verte en algún momento...clara, serena, bella....vestida de plata...llamando a la puerta del cielo; pero,.... claro,... no me acordaba que estás (como lo llaman los científicos) en Novilunio... esa fase tuya tan... tan...¿cómo diría yo?.....esquiva....; en fin,...sólo quería que escucharas mi desahogar...
Déjame decirte adios...a mi manera....ya sabes....un cuento...; pero esta vez,...sobre ti.....espero que te guste
El Sol y la Luna

Dice una vieja leyenda que hace mucho, mucho tiempo, las plantas podían moverse, los animales hablaban y hasta el río era capaz de susurrar al oído de cualquier interesado. Pues bien; un día el Sol y la Luna se reunieron en el cielo para discutir sus asuntos.
"¿Sabes lo que pienso yo?" le dijo el Sol a la Luna, "que yo soy el astro más importante del universo. Ten en cuenta que gracias a mí todos los seres disfrutan del calor y de la luz que irradia de mí. ¿No crees que soy el más poderoso?" Pero la Luna le contestó "No sé, creo que no estás en lo cierto, Sol. Yo soy el astro más importante de todo el universo, porque gracias a mí las plantas amanecen con al enriquecedor rocío cada mañana y los campesinos saben cuándo plantar sus preciadas hortalizas. Además, es tal la fuerza que tengo que incluso soy capaz de crear mareas!!"

El Sol, no de acuerdo con lo que decía su compañera, empezó a discutir con ella, de tal manera que el tono de la discusión se fue subiendo poco a poco, hasta que el Sol, harto de lo que decía la Luna, tomó con su mano unas cuantas brasas de su propio ser y se las tiró a la cara. Este último empezó a gritar de dolor y, en plena furia, corrió detrás del Sol; pero éste era lo bastante rápido para que la Luna no la atrapase. De tal manera que cada vez que la Luna estaba a punto de alcanzarle el Sol se escapaba guardándose por detrás de las colinas para luego aparecer más tarde por el otro lado, así una y otra y otra y otra vez…

Y dice la leyenda que desde entonces, tú...mi dulce luna estás persiguiendo constantemente al Sol de tal manera que desde esa disputa se creo en la Tierra el día y la noche; y dice la leyenda también que si te miramos fijamente, todavía hoy se te puede observar las quemaduras que tienes en la cara....¡esto es sólo una leyenda!....¡eres la más bella!...Buenas noches,.

No hay comentarios: